domingo, 15 de enero de 2012

Libertad es decirte que no

Con mucha frecuencia definimos la libertad como la capacidad de elegir, y nos sentimos más libres cuanto más elecciones distintas tenemos disponibles. Pensamos que la única limitación de la libertad viene del exterior, cuando alguien o algo impide hacer lo que queremos, a lo que optamos libremente. Por eso cualquier régimen político que prohíba se considera de algún modo limitante de la libertad. Ciertamente así es, nos repulsan las prohibiciones, y si acaso las toleramos cuando suponen un freno a invadir la libertad de los demás.
Pero, en la práctica, ¿cuáles son las limitaciones de la libertad? ¿qué nos limita, en la práctica, tomar las decisiones que consideramos adecuadas? Sería largo repasarlas todas (lo haré en otras entradas de este blog). Ahora quería fijarme en una que me parece protagonista en la sociedad actual. No somos plenamente libres porque no somos capaces de vencer nuestros propios defectos, que nos impiden hacer en la práctica lo que vemos claramente que deberíamos hacer: desde aprovechar mejor el tiempo hasta cambiar nuestra dieta, desde ser más cariñosos en casa hasta mejorar el orden, desde ser más sobrios en la bebida o en las compras hasta visitar con más frecuencia a nuestra familia, desde levantarnos a la hora convenida hasta cambiar horas de tele por horas de lectura. Un cúmulo de detalles nos impiden
hacer lo que tenemos que hacer; nos proponemos cosas que no cumplimos, engañándonos con un sin fin de excusas más o menos estúpidas: lo haré más tarde, en este momento no conviene, me da vergüenza, estoy muy cansado... En fin, no somos libres porque somos incapaces de elegir lo que hemos elegido, y lo disimulamos autoconvenciéndonos de que ahora es mejor otra elección, excusando lo que es, ni más ni menos, que falta de coraje. La libertad requiere dominio de sí mismo. Tal vez por eso nos recomienda la sabiduría popular: ¡vale la pena! o, lo que viene a ser lo mismo, "anímate, que superar la dificultad inicial acaba siempre compensando". En suma: "si quieres conseguir metas grandes en tu vida, aprende a decirte que no".

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