domingo, 13 de mayo de 2012

¿Para qué vamos a los templos?

Curiosos, turistas, devotos, despistados, ocasionales, entusiastas... el rango de personas que visitan una iglesia es muy variado; también sus fines. ¿Para qué van las personas a un templo? Algunos a admirar una obra de arte; otros a hacer esa foto "única" que seguramente han hecho ya miles de turistas previos, otros van a acompañar a un amigo o familiar en algún evento social con componente religioso, desde una boda hasta un bautizo, una primera comunión o un entierro; otros, finalmente, van por motivación especificamente religiosa. Las actitudes de cada uno se muestran en los comportamientos: unos observan admirados una pintura relevante, tal vez sin conocer cuál es su sentido último, otros celebran la liturgia con convicción, quizá otros esperan ansiosos que la ceremonia acabe.
Si ampliamos un poco el comentario e incluimos también templos de otras religiones, y nos centramos en las motivaciones religiosas, también hay diversidad de actitudes. Los fieles visitan un templo de su religión en estrecha relación con lo que en última instancia creen. Un budista o un hinduista consideran las imágenes como símbolo de la divinidad, y principalmente acuden al templo a pedir o a depositar ofrendas; un musulmán cree que toda imagen de Dios es sacrílega, por lo que un templo es un lugar de encuentro, que permite escuchar a algún maestro o a unirse a otros en oración comunitaria; para la mayor parte de los protestantes, los templos son también lugares de acogida, destinados principalmente a celebrar la liturgia en comunidad. Para los católicos, un templo es primariamente un lugar de adoración. Si estamos convencidos que Jesucristo quiso quedarse realmente presente en la Eucaristía, con la misma corporalidad de su vida terrena, entonces cada iglesia es sobre todo el edificio que alberga un Sagrario, donde habita físicamente el mismo Jesucristo. En una iglesia católica puede pedirse, orarse en comunidad, reunirse para celebrar la liturgia, escuchar unas enseñanzas..., en suma, puede hacerse lo mismo que en cualquier otro templo de cualquier otra religión, pero también se puede hacer mucho más que eso. Una iglesia católica es un lugar sagrado, es un edificio destinado por excelencia a la adoración porque cada iglesia alberga un Sagrario, donde el mismo Jesús está presente, con su cuerpo, alma y divinidad. ¿Qué mejor lugar para hacer oración personal? ¿Qué lugar más sagrado para celebrar la liturgia? ¿Qué entorno más adecuado para encontrarse con el Misterio?
¡Cuántos van a una iglesia y apenas captan esa diferencia! ¡cuántos los que no distinguen un Sagrario de un objeto decorativo! Mucho tenemos que hablar y escribir para explicar a nuestros hermanos en la fe cuál es el verdadero tesoro de la Iglesia, cuál la riqueza inmensa del Espíritu que ha querido compartir con nosotros la corporalidad, para que podamos tratarle con cercanía, para que podamos mirarle, hablarle, escucharle, tratarle con la intimidad de quien sabemos presente.

1 comentario:

  1. Si me distraigo, la Eucaristía me ayuda a recogerme. Si se ofrecen cada día oportunidades para ofender a mi Dios, me armo cada día para el combate con la recepción de la Eucaristía. Si necesito una luz especial y prudencia para desempeñar mis pesadas obligaciones, me acerco a mi Señor y busco Su consejo y luz.
    "Santo Tomás Moro"

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