domingo, 21 de octubre de 2012

El año de la fe


El día 11 de Octubre se ha iniciado el "Año de la Fe", así declarado por Benedicto XVI para conmemorar el 50º aniversario del inicio del concilio Vaticano II y el 20º de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica. El Papa quiere que este año sirva para que todos los católicos profundicemos más en nuestro conocimiento y vivencia de nuestra fe, así como en la alegría de comunicarla a los demás. Como nos decía Benedicto XVI al inicio de su Pontificado, "Nada hay más hermoso que haber sido alcanzados, sorprendidos, por el Evangelio, por Cristo. Nada más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con él". 
Siguiendo el aforismo clásico, nadie da lo que no tiene. Para comunicar la fe, es preciso tenerla y conocerla. Vivimos en un país histórica y culturalmente católico, pero ¿conocemos realmente el cristianismo?, ¿podemos dar argumentos convincentes en el entorno que nos movemos?, ¿transmitimos a los demás las razones de nuestra esperanza?
Comentaba esta semana el obispo de San Sebastián, que casi la mitad de los jóvenes españoles no conocen la figura de Jesucristo. Seguramente se refería no a que desconocieran su existencia histórica, sino más bien a que desconocieran su mensaje. Parece poco probable que los jóvenes españoles no hayan oído hablar nunca de Jesús, quizá con la debacle educativa que vivimos puede ocurrir esto, pero será una proporción reducida. Lo que sí parece muy extendida es la indiferencia hacia la figura de Jesucristo, reducido a una especie de sabio de la antiguedad, pero con poco impacto en la existencia diaria de cada uno.
El año de la fe es una magnífica oportunidad para que los creyentes conozcamos mejor a Jesús, su historia narrada en los Evangelios, su Iglesia, su Mensaje, continuado por el testimonio de sus apóstoles y primeros discípulos, y que ha llegado a nosotros por transmisión oral y escrita a lo largo de una cadena ininterrumpida de testigos de la fe. Tendremos en este año muchas oportunidades de reflexionar juntos sobre la Fe, sus contenidos y sus implicaciones en nuestra vida. Por el momento, me quedo con dos calificativos, que me parecen claves para entenderla y comunicarla:
1. La Fe es razonable, no solo se opone a la inteligencia sino que la subraya. "Creo para entender", decía San Agustín. La fe no es creer en lo absurdo, ni en lo que no puede demostrarse, ni en lo que no sabemos todavía. Eso es una caricatura. La Fe es confianza en Alguien que nos habla. 
2. La Fe es alegre. La fe llena el corazón, porque da sentido a nuestra vida, y eso permite enfocarla con una nueva perspectiva. Como nos decía Benedicto XVI en Madrid, hace poco más de un año, en el marco de la JMJ: "La fe no es la simple aceptación de unas verdades abstractas, sino una relación íntima con Cristo que nos lleva a abrir nuestro corazón a este misterio de amor y a vivir como personas que se saben amadas por Dios". No somos fruto de la casualidad, sino del Amor de un Dios personal que vela por nosotros.

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