domingo, 26 de mayo de 2013

Ponle un "Guasap" a Dios


No soy original si digo que vivimos en la era de la comunicación: nunca ha sido tan sencillo comunicarse, podemos recibir y enviar información practicamente a cualquier punto de la superficie terrestre, e incluso al espacio exterior. Hace unos siglos, primaba la conversación "cara a cara", o -para los que tuvieran la fortuna de saber escribir- las cartas manuscritas, dirigidas habitualmente a otra persona. Ahora, además, podemos hablar por el teléfono fijo o el móvil, enviar un correo electrónico, un mensaje telefónico SMS, una video-conferencia, una charla "on line" (un chat), enviar o recibir un mensaje corto colectivo (Twit), o enviar noticias propias o ajenas a nuestra lista de "amigos" por el Facebook, Linked in, Twenty... y una larga lista de redes sociales. En fin, tenemos tantos medios de comunicación que estamos desbordados por la información que recibimos o enviamos, y es tal la proliferación de tecnologías para comunicarnos que estamos olvidando la importancia de hablar con quien tenemos enfrente.
A la larga lista de medios que antes he indicado se ha unido, reciente pero contundentemente, el famoso WhatsApp, "guasap" para los amigos, un ingenioso sistema de mensajes entre dispositivos móviles que por su facilidad, extensión y gratuidad, está re-emplazando a otras tecnologías que hacían furor apenas hace un par de años. Cuando voy a visitar a mis sobrinos, buena parte de mi estancia lo paso observando cómo leen y contestan "guasaps" o alguna otra herramienta electrónica, así que ahora en lugar de ir personalmente a verlos, les envío "guasaps" para enterarme mejor de cómo les va.
Puesto que para muchas personas ésta es la forma de comunicación que les resulta más atractiva, uno se plantea si no estaría bien sugerirle a Dios que pusiera también una cuenta de "guasap". Pero claro, como Dios está por encima de las naciones y las compañías telefónicas, tendría que tratarse de un número gratuito para cualquier lugar del mundo. Además, debería ser un sistema que tenga cobertura en cualquier sitio, ya estemos en un lugar apartado, como en medio de una ciudad. Como además hay todavía miles de millones de personas que no tienen ni "guasap", ni teléfono, o ni siquiera energía eléctrica con el que alimentar el teléfono, tendría que ser un sistema que permitiera enviar mensajes sin ningún aparato especial, para que los pobres no quedaran sin comunicación con Dios. No es fácil el invento, pero es posible. Ya está, de hecho, inventado. Basta decirle algo a Dios, con palabras o simplemente con el corazón, para estar seguros de que ha recibido el mensaje. En un sistema de mensajería excelente, funciona en cualquier lugar: en un templo, en nuestra casa, en la calle, en un paisaje maravilloso o en otro inmundo, en un día soleado de primavera o en otro aborrecible de invierno, en momentos de alegría o de bajón, en la juventud o en la vejez, en la salud o en la enfermedad... Dios siempre escucha, siempre recibe nuestros mensajes. Es un sistema de comunicación universal, gratuito, que no requiere saber nada ni tener casi nada. Sólo Fe, sólo darnos cuenta de que Dios está siempre a nuestro lado, que vela por nosotros, que nos quiere, aunque a veces parezca que la línea está cortada. Allí está El. Anímate a enviarle tus "guasaps" a Dios.

domingo, 19 de mayo de 2013

La persecución silenciosa

Estuve el pasado jueves en una conferencia sobre la libertad religiosa en el mundo, impartida por D. Carlos Carazo, responsable de promoción de "Ayuda a la Iglesia Necesitada", una entidad de la Iglesia Católica que pretende ayudar a los cristianos perseguidos en el mundo. Se calcula que hay 133 países en los que viola, de una forma u otra, la libertad religiosa. Desde la denegación de trabajo, la discriminación escolar o sanitaria, hasta la destrucción de templos, la prisión, la tortura o lo muerte, hay muchas personas que sufren a causa de su Fe. De ellos, se calcula que un 75% son cristianos. Occidente, que para muchos regímenes fundamentalistas es todavía sinónimo de cristiandad, contempla indiferente o ignorante las atrocidades que están pasando. En este mapa incluyo los países donde la libertad religiosa es amenazada, según el informe anual de la comisión sobre libertad religiosa de EE.UU. Como vemos, los problemas para practica la fe se dan en países islámicos fundamentalistas o con regímenes políticos autoritarios, con excepción de la India, donde el nacionalismo extremo está causando muchos problemas a los cristianos en el sureste del país.
Algunas cifras son tremendas: se calcula que hay más de 350 millones de cristianos que son discriminados o perseguidos por su fe; hace apenas dos años, casi 60 católicos iraquíes fueron asesinados en un ataque terrorista a la catedral de Bagdag; más de 80 iglesias catolicas fueron quemadas hace unos meses en Orissa (India); en Nigeria 16 cristianos han muerto en los últimos meses en ataques sectarios. El fundamentalismo islámico también está detrás de la quema de iglesias coptas en Egipto. En su versión más liviana, los países oficialmente musulmanes toleran a los cristianos, pero se prohíbe cualquier conversión y el proselitismo religioso se paga con la cárcel o la pena de muerte, como ha ocurrido recientemente en Irán o Pakistán.Como consecuencia de ello, los cristianos emigran de países que han tenido comunidades cristianas desde el s. I. Por ejemplo, casi 1 millón de católicos caldeos de Iraq han abandonado su país desde la invasión americana de 2003, a los que se suma el éxodo de los católicos arabes de Israel o Siria.
Otros regímenes totalitarios también persiguen a los cristianos. En China, los católicos fieles a Roma siguen en en las catacumbas, con múltiples obispos y sacerdotes encerrados en prisión. En el vídeo que os adjunto aparece un obispo católico chino que lleva más de 35 años en prisión o arresto domiciliario mostrando un crucifijo entre rejas. La situación no es mucho mejor en Vietnam, Myanmar y es dramática en Corea del Norte.
Aún son muchos los que mueren por sus convicciones religiosas. No les dejemos solos. Cuando menos se merecen nuestra oración, nuestro apoyo material y contribuir a la difusión de lo que está pasando. Mas allá del derecho a la vida y la alimentación, no hay otro derecho más básico que el de profesar la religión que uno considere verdadera: ningún estado puede gobernar en la conciencia de las personas.

domingo, 12 de mayo de 2013

¿Estimular la innovación o seguir con el ladrillo?

Hablaba hace unos días con un amigo, con el que colaboro en un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA). El trabaja en una empresa puntera en el desarrollo de las tecnologías de la informacion, principalmente relacionadas con el sector espacial. A cualquier persona razonable, le parecerá que se trata de un sector estratégico, de un gran valor añadido, que resulta un ejemplo paradigmático de hacia dónde debería tender nuestro nuevo modelo de crecimiento económico. A cualquier persona razonable, pero no a un político en ejercicio... nuestros representantes en la Agencia han decidido reducir hasta cantidades ridículas la aportación española a la Agencia, lo que va a suponer una rémora de muy graves consecuencias para las empresas españolas del sector, puesto que los contratos que la ESA asigna dependen directamente de las aportaciones nacionales: para decirlo en pocas palabras, si no hay contribución española, no habrá empresas españolas en los contratos, por muy bien que lo hagan (es más, ni siquiera podrán presentarse a las licitaciones públicas, método habitual de contratación de la ESA).
A cualquier persona razonable le parecerá una barbaridad poner en jaque a un sector tecnológico avanzado que cuesta muchísimo esfuerzo construir, pero que resulta fácil derribar. A cualquier persona razonable... pero no a un político en ejercicio, que le da igual recortar en gastos suntuarios que en empresas estratégicas, y sigue poniendo entre paréntesis los recortes en la maquinaria que lo alimenta (duplicaciones en las adminstraciones, asesores, etc.). Lo mismo han hecho con las energías renovables, cambiando drásticamente el marco de regulación y casi hundiendo a empresas que son un referente tecnológico mundial
. ¿Alquien me puede explicar qué ideas tienen en la cabeza quienes toman estas medidas? ¿Cuál es la estrategia? Y, mientras, siguen retrasando la reforma de la educación media, hundida por legislaciones ingenuas e irrealistas, por los recortes y por la falta de motivación -y a veces de calidad- del profesorado.
Apartandome radicamente del populismo barato, que me pone "de los nervios", no voy a vociferar consignas oportunistas, inconsistentes y casi siempre sesgadas, pero tras bastantes meses de nuevo gobierno sigo sin ver claro a dónde se quiere ir; tan sólo de dónde se quiere huir. ¿Alguien puede indicarme cuál es el puerto y cuál es la ruta?

domingo, 5 de mayo de 2013

La moralidad de la corrupción

La última encuesta del CIS vuelve a poner en evidencia la preocupación de los ciudadanos por la
tomada de un blog peruano
corrupción política en nuestro país, lo que no sorprende a nadie, pues es tema frecuente de conversación y exasperación. Creo que casi todos estaremos de acuerdo en que el origen último de estos casos es la avaricia humana, que buscando el propio beneficio -casi siempre en forma de bienes materiales- acaba traicionando la confianza de quien le eligió para un determinado puesto de responsabilidad (ya sea político, banquero, funcionario o empresario). También me parece que esa persona se acaba traicionando a si mismo, a sus propias conviccione morales, porque estoy convencido de que el corrupto no es de un carácter especial, sino más bien una persona corriente, que simplemente ha traspasado muchas más líneas rojas que los demás. Aquí, como en el espisodio de la pecadora sorprendida en adulterio que nos narra San Juan (cap. 8; 3-11), me parece que todos deberíamos reflexionar sobre las palabras de Jesús: "Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra". Porque, al fin y al cabo, hay corruptos en todas los países, pero cuando una sociedad, en su conjunto, tiene altos niveles de corrupción es porque ha consentido con múltiples conductas que forman la llamada "pendiente resbaladiza": primero son conductas insolidarias que incluso hasta se consideran síntomas de talento (el típico listillo que aprovecha el hueco para meter su coche al inicio de una larga fila de pacientes conductores), luego actitudes ilegales de poca monta (no pagar las multas de aparcamiento, piratear libros o películas en internet), luego de más monta (defraudar a Hacienda, evadir capitales), y se acaban aceptando sobornos, extorsionando a empresas que quieren litigar por contratos del Estado, o desviando fondos de algo tan sagrado como los subsidios del desempleo al beneficio propio.
Insisto, no me parece que las personas que llegan a esos extremos sean distintas a nosotros; simplemente han transigido más. Han pasado muchas más rayas, casi siempre sobre la base de argumentos morales tan peregrinos como "lo hace todo el mundo", "hay que ser pragmático", o "para qué voy a pagar impuestos si luego se lo roban los políticos". Sobre este punto, quiero terminar mi entrada de hoy, incluyendo una cita de un libro de entrevistas con el entonces Cardenal Bergoglio, hoy Papa Francisco, que acabo de terminar de leer. Me parece que la cita es muy significa, por ser quien es y por decirlo en el país que lo dijo. Muestra, a mi modo de ver, cómo la moralidad debería asentarse sobre principios que no pueden transigirse a la ligera, que están más allá de la subjetividad de cada uno, que parten de un mínimo legal (¡¡no todas las leyes de un gobierno legítimo son justas, pero hay que demostrar que no lo son antes de incumplirlas!!), pero se anclan en temas más profundos, en una determinada consideración de la dignidad humana. De lo contrario, la moral de ocasión, la avaricia del tener, acabará por crear sociedades inhumanas. Decía así el entonces arzobispo de Buenos Aires:"Diría que hay una desvalorización del ejercicio de los principios éticos para justificar su incumplimiento. Por ejemplo —y vuelvo sobre una cuestión emblemática—, cuando estoy en una charla suelo preguntar si se pagan los impuestos —porque es una pregunta que debemos hacer— y muchos responden que no. Uno de los argumentos que se esgrimen es que el Estado se roba ese dinero. “Me los quedo y yo se los doy a los pobres en vez de que vayan a parar a una cuenta en Suiza”, me contestan. De esta manera, se tranquilizan fácilmente. Hoy en día muy poca gente concibe hacer un negocio con la pura verdad. Casi siempre hay una cuota de engaño para intentar vender un “buzón” y eso es aceptado porque “todos lo hacen”. En fin, en la actualidad decimos con frecuencia “esto no va más” o “esto no se estila más”. Todas estas expresiones son una suerte de coartadas ante nuestro incumplimiento de los principios éticos basadas en la mala conducta de los demás" (S. Rubin and F. Ambrogetti, El Jesuíta. La historia de Francisco, el Papa argentino, 2010).