sábado, 6 de julio de 2013

Una ciencia reduccionista no explica casi nada

La ciencia tiene un prestigio social enorme, gracias en buena medida a que se relaciona con casi todo lo que entendemos por progreso humano: la ciencia, asociada a la tecnología, está detrás de los enormes avances en la curación de enfermedades, en el transporte, en la alimentación, en el bienestar material en definitiva.
Pero estos enormes avances no deben ocultar otros abusos que la ciencia ha cometido y puede potencialmente cometer. La ciencia experimental no es aséptica, como casi ninguna otra actividad que realizamos los seres humanos. La ciencia puede emplearse para curar y para matar: podemos manejar la energía nuclear para curar enfermedades o para crear bombas; la navegación aérea para transportar personas o para espiarlas; la genética para mejorar la alimentación o para "construir" seres humanos a la carta... En la época de la relatividad, la incertidumbre o la crisis ecológica, las limitaciones éticas de la ciencia se consideran un umbral razonable entre lo que se puede y lo que se debe hacer. Por otra parte, la mayor parte de los intelectuales, también de los científicos, admiten que la ciencia experimental no lo explica todo, que hay muchas dimensiones de la vida humana que no son y no serán nunca explicadas por esa ciencia. Hay otros saberes que son muy relevantes: el arte, la literatura, la escultura, la música, la economía, o el derecho que no pueden considerarse como ciencias experimentales. Como decía Amin Maalouf, "cuanto más avance la ciencia, tanto más tendrá que interrogarse el hombre por su finalidad. El Dios del ¿cómo? se esfumará algún día, pero el Dios del ¿por qué? no morirá jamás." (Identidades asesinas, 1998, 115). Por eso, la mayor parte de los grandes científicos admiten y respetan otras dimensiones que enriquecen y amplían nuestro conocimiento, nuestras relaciones con los demás, o nuestra experiencia de la belleza o el amor. Es casi una exigencia de la postmodernidad, que no acepta un mundo mecánicamente definido, tan solo regulado por un materialismo reduccionista.
Pensaba en esto cuando leí una entrada reciente en un blog sobre cambio climático de un científico experimental que parece todavía anclado en una visión reduccionista de la ciencia. Criticando el uso parcial de los datos, y la necesidad de sustentarlos en una teoría (y viceversa, pues teoría sin comprobación experimental no es aceptable científicamente), se despachaba diciendo: "Teoría sin datos o datos sin teoría no son ciencia, son mística, y cómo toda la mística, basura". En fin, desconozco la actualidad de su conocimiento científico, pero desde luego su planteamiento de las relaciones entre ciencia y otros saberes y experiencias vitales es, cuando menos, bastante diminuto.

5 comentarios:

  1. Sr. Chuvieco,
    Estoy de acuerdo en casi todo lo del artículo, como siempre. Únicamente no estoy muy convencido de las palabras que cita sobre el Dios del cómo y del por qué. Pienso que el cómo es una pregunta que hace referencia efectivamente a la ciencia, pero parece ser que en la misma ciencia hay "gaps" donde no es posible conocer el cómo (como el principio de incertidumbre de Heisenberg). Un científico español, Fernando Sols, ha comentado a veces este (y otros) puntos. Por otro lado, el concenpto que tengo del Universo es que hay una parte explicable por la ciencia, y otra parte que no lo es y ha de ser captado por la filosofía o la teología. Algunos filósofos o teólogos o científicos buscan puntos de contacto en las fronteras.
    Efectivamente, si nos preguntamos por el por qué, nos referimos al sentido y por el cómo al "mecanismo" por el que ocurre. Pero el mecanismo no es siempre estudiable por la ciencia, segun algunos autores. Desde este punto de vista, no sé hasta que punto la cita de su artículo es del todo acertada. Entiendo que lo sería más si estuviera demostrado que el Universo es autoexplicable completamente.
    Sólo es un comentario a su artículo; no soy un experto en la materia y seguro que usted me podrá corregir.
    Enhorabuena por el blog. Hace tiempo que lo leo y me parece muy bueno.
    Saludos,
    F. Joaquim Estellé

    ResponderEliminar
  2. Le agradezco mucho su comentario. La cita que hago del escritor libanés Maalouf hace referencia, a mi modo de ver, a la necesidad de distinguir correctamente las preguntas que la ciencia puede responder. No quiere decir que todas las pueda responder ahora; tendremos siempre muchos interrogantes, pero lo que no parece razonable es utilizar a Dios para explicar las cosas que científicamente aún no sabemos, como si Dios fuera una justificación para nuestra ignorancia. Los científicos cristianos (y supongo que los de otras religiones) creemos que Dios explica en última instancia tanto lo que ya sabemos científicamente, como lo que no, pero que no es correcto invocar a Dios para explicar nuestras lagunas. En el fondo, eso sería hacer un flaco servicio a la religión, ya que quedaría reducida según supiéramos más. Es una visión que muchos científicos agnósticos tienen de la religión (a más ciencia, menos religión), tal vez por una inadecuada explicación por nuestra parte. En mi opinión, y la de otros muchos científicos, Religión y Ciencia se complementan: una se orienta a los por qués (al sentido último, a la finalidad) y otra a los cómos (funcionamiento material). Precisamente Fernando Sols demuestra con argumentos contundentes que la finalidad no es una pregunta científica, pero ciertamente es una pregunta muy humana, lo que muestra que nuestras preguntas no se restringen a la ciencia experimental, con ser ésta muy valiosa. En ese sentido iba mi comentario.
    Un saludo cordial,

    Emilio

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Emilio,
      Muchas gracias por su respuesta. Estoy de acuerdo con lo que dice. Quizá no me expliqué bien. Lo mejor será que le pase el enlace al texto al que yo me refiero. Es el siguiente: http://www.unav.es/cryf/muchaciencia.html.
      Yo me refería básicamente a que hay cuestiones no abordables por la ciencia, como por ejemplo Dios o el alma. Estos serían los límites externos. Pero además, hay otros límites, los internos, que segun Sols señalan realidades que pertenecen al dominio de la ciencia pero que ésta no puede traspasar. Por ejemplo, el principio de incertidumbre de Heisenberg. Entonces yo creo que si no podemos conocer exactamente algunas cosas que deberían contestarse a la pregunta cómo, y dado que tal como usted dice que Dios explica en última instancia todo, podemos suponer que hay un "Dios del cómo" que nunca se "diluirá". Esto es a lo que me refería en mi primer comentario.
      Bueno, espero haberme explicado mejor.
      ¿Qué opina al respecto?
      Saludos cordiales,
      F. Joaquim

      Eliminar
  3. Muchas gracias por la aclaración, creo que estamos bastante de acuerdo

    ResponderEliminar
  4. "En la época de la relatividad, la incertidumbre o la crisis ecológica, las limitaciones éticas de la ciencia se consideran un umbral razonable entre lo que se puede y lo que se debe hacer."

    ¡Muy buena frase!

    ResponderEliminar