domingo, 30 de marzo de 2014

La cara oculta de la luna

Como es bien sabido, solo podemos observar un 60% de la superficie lunar desde nuestro planeta. Como consecuencia del acoplamiento entre el movimiento de rotación sobre sí misma y de traslación sobre la Tierra, la Luna nos muestra siempre la misma cara; la otra se resiste a nuestra observación. Solo con el lanzamiento de los primeros satélites de observación se pudo observar qué había en la cara oculta de la luna. Es paradójico que hayamos mirado a nuestro solitario satélite durante tantas y tantas generaciones y no hayamos sido conscientes hasta hace relativamente poco que no estábamos viendo la mitad de su territorio.
Pensaba en esta idea mientras leía el último libro que hemos publicado en Digital Reasons dedicado a la mujer. La autora, una periodista con larga experiencia en estas temáticas, reflexiona sobre la importancia de descubrir esa "cara oculta" de la humanidad. Ciertamente, el papel de la mujer en la historia cotidiana ha sido y es insustituible, sirviendo de transmisora de la vida y los valores humanos más relevantes, pero ciertamente también su visibilidad pública, su presencia en la Historia con mayúscula ha sido casi nula. Los grandes pensadores, artistas, literatos, científicos, gestores o héroes han sido varones. Las mujeres han quedado relegadas a un papel doméstico, de enorme trascendencia sin duda, pero que ha marcado injustamente su desarrollo personal. Qué implicaciones tiene esa "invisibilidad" de la mujer, qué papel debería jugar en el hogar y en la vida pública, cómo compatibilizar ambos roles, cómo desarrollarse profesional y personalmente sin renunciar al papel imprescindible de madre, cómo resarcir la "injusticia histórica" son algunas de las preguntas que se hace Florinda Salinas en este libro: La mujer visible, que no puedo sino recomendar vivamente.

martes, 25 de marzo de 2014

La oración por la vida

Tras unos días de incertidumbre, parece que el avión malasio del que tanto se ha especulado en las últimas semanas, se estrelló en algún lugar del oceano índico. Los rostros de los familiares en su ansiosa espera han llenado las portadas de los medios de comunicación. La solidaridad de compañeros y amigos se ha mostrado de diversas maneras, una de las más llamativas un inmenso panel donde podía leerse: "Apoyemos a las víctimas y sus familias escribiendo buenos deseos y oraciones". Qué cosa tan humana apoyar a quien vemos que sufre, y qué cosa tan humana hacerlo con oraciones, que expresan el deseo de unirnos espiritualmente con quien sufre, de mostrarle que no nos resulta indiferente.
Me venía esta idea a la cabeza hoy que celebramos los cristianos la jornada de oración por la vida, precisamente en el día en el que conmemoramos que Jesús se hizo humano, apenas unas células, como cualquier niño. En este día comenzó la gestación de Dios hecho hombre, y tomamos de ello ocasión para pedir por tantos niños a los que no dejarán nacer, por tantos que han nacido y no les dejan vivir su infancia, que son maltratados, explotados, que no reciben cariño de quien más lo esperan. La oración por la vida se extiende a todos los que viven, sean niños o ancianos, sanos o enfermos, cultos o ignorantes, también, por qué no, a cualquier forma de vida, a los animales y las plantas, pues todos dan gloria a Dios siendo como son, llevando a plenitud lo que Dios quiso que fueran.
La vida está amenazada, la vida humana en su origen, en su destino final, la vida de tantas especies animales o plantas. La soberbia, la ambición, el afán de poder lo llena todo y quiere acabar con las vidas, no dejarlas vivir. Se vista como se vista, cualquier atentado a la vida, cualquier interrupción de la vida es un atentado a las demás vidas, nos afecta a todos. No podemos permanecer indiferentes. Algo debemos hacer para extender la cultura de la vida, para mostrar la belleza de toda forma de vida, para respetarla desde su inicio, para convencer al mundo de su carácter sagrado.

domingo, 16 de marzo de 2014

¿Puede un cristiano ser de izquierdas?

Hace algunos años recuerdo un suceso familiar que me impactó especialmente. Charlando con mi padre, que era un convencido agnóstico y bastante de izquierdas, me intentaba demostrar cómo los cristianos siempre habían estado cercanos al poder y lejanos de lo que él llamaba "pueblo", despreocupados de las necesidades de quienes más sufrían. Mi padre, como la mayor parte de los españoles de los que lucharon en el bando republicano, tenía una visión bastante polarizada de las cosas, con cierta tendencia a incluir a la gente a un lado o a otro de las trincheras. La trayectoria histórica de nuestro país, sin embargo, no hace plena justicia a este esquema dicotomista. Si entendemos por ser de izquierdas una preocupación sincera por las necesidades de los demás, particularmente de los más desfavorecidos, no sólo veo incompatibilidad con el cristianismo, sino más bien una enorme cercanía. Quienes mas han sufrido la debacle económica de los últimos años en nuestro país lo saben bien. Pero no es un situación aislada: a lo largo de nuestra Historia la Iglesia no sólo creó la Inquisición (que parece resumir todo), sino miles de hospitales, albergues, centros de acogida, escuelas, cooperativas de trabajo y otras muchas instituciones que muestran hasta dónde llega el compromiso de los cristianos con quienes más lo necesitan.
Otra cosa es que muchos hayan redefinido que significar ser de izquierdas, convirtiendo los objetivos tradicionales (progreso de quienes menos tienen) en una nueva agenda de ingeniera social, donde parece que el aborto, la ideología de género o la eutanasia son las metas principales. Ahí no nos encontrarán a los cristianos, que siempre estaremos por la vida, pero no es responsabilidad nuestra, sino de quien cambió las prioridades.
Pensaba en estas cosas mientras leía el último libro que hemos publicado en la editorial Digital Reasons, dedicado al Sentido cristiano del sindicalismo. El autor es militante de uno de los sindicatos mayoritarios y persona convencida de su fe. Reflexiona sobre la doctrina social de la Iglesia en este ámbito, tan avanzado que haría sonrrojarse a algunos pensadores de izquierdas, así como el papel histórico que tuvo la Iglesia en el renacimiento de las organizaciones sindicales, en las últimas décadas del franquismo. Muchas personas admiramos a Juan Pablo II, que pronto será canonizado, pero algunos de éstos parece que le han leído poco, o lo han hecho selectivamente, olvidándose de sus encíclicas sociales, como Solicitude Rei Sociales o Centesimus Annus. También les vendría bien releer la encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI. Igual descubren que la preocupación por quienes la sociedad tantas veces desprecia no es exclusiva del Papa Francisco.

domingo, 9 de marzo de 2014

Educar para la conservación ambiental

Salía el otro día de mi casa a dar un paseo, bajo un precioso sol, precursor de la inminente primavera. Me encontré al salir del portal con un chico de unos diez años, que jugaba al fútbol en el interior de la finca. Chutaba con entusiasmo contra un muro asi llamado ecológico, me imagino que por albergar a una densa hiedra. Me paré a observarle y tras repetir sus toques futbolísticos sin inmutarse de mi presencia, le indiqué que ese muro no era inerte, sino que tenía un ser vivo, por otra parte bastante vistoso, al que sus pelotazos no iban a hacer ningún bien. Parece que lo entendió, redirigiendo sus pelotazos hacia otro sector de la finca. No sé si al marcharme volvió a las andadas, pero espero que mi breve explicación le sirviera de estímulo para pasar del destrozo a la comtemplación de una planta que aparte de sus propios fines tiene el de hacernos mucho más agradable la vista del muro.
Pensaba en lo mucho que resta por hacer para que la educación ambiental penetre realmente en las mentalidades de nuestros estudiantes. Nos quedamos, en el mejor de los casos, con las consecuencias del mensaje, sin entender lo que hay detrás: reciclar, separar las basuras, ahorrar agua,...  estupendo, pero ¿por qué? ¿Porque nos hará más eficientes económica o energéticamente, porque simplificará el trabajo de otras personas, porque pagaremos menos en el recibo del agua...? Siguen siendo razones que sólo nos benefican a nosotros, en lugar de poner el punto de vista a los otros seres vivos que nos rodean, en el conjunto del que somos parte. Es curioso observar cómo incluso personas que deberían tener mucha conciencia ambiental, tienen en su vida diaria prácticas muy poco amigables con el medio. Llevo casi 25 años dando clases en una facultad de Ciencias Ambientales y puedo evidenciar esto, tanto entre alumnos como entre profesores. Tal vez el problema está en que no reflexionamos suficientemente sobre las razones que hay detrás de una u otra actitud. Si la Naturaleza es solo una fuente de recursos que podemos usar a voluntad, la actitud más lógica es la depredación; si es un entorno donde también nos movemos y somos afectados por ella, la prudencia comienza a aparecer; si es un ámbito al que pertenecemos, que genera unas consecuencias éticas en nuestra actuación cotidiana, la actitud se vuelve mucho más comprometida; si finalmente consideramos que todo es parte de una Creación libre de Dios, que ha querido que todos los animales y las plantas sean como son, por si mismos y para nuestra admiración y regocijo, la consecuencia lógica es la convivencia, el agradecimiento y el asombro.

domingo, 2 de marzo de 2014

"No tomarás el nombre de Dios en vano"

Tengo costumbre de meditar en mi oración personal los textos de la misa del día, pues me ayudan a enterarme mejor de las lecturas bíblicas que luego oiré, ya que no siempre está uno a primera hora de la mañana suficientemente lúcido para escucharlas además de oirlas.
En una de estas lecturas meditadas, me impresionó recientemente un texto del Primer libro de los Reyes. Está centrado en el periodo inmediatamente posterior al reinado de Salomón (en el s. X antes de Cristo), cuando se divide el territorio que había unificado David en dos sectores, uno al sur, que incluye Jerusalén, y se denomina reino de Judá, y otro al norte, que será el reino de Israel, donde se consolida como capital Siquem. En el primero gobierna Roboam, hijo de Salomón, y en el segundo, tras una rebelión de las tribus del norte que no aceptan a Roboam, es elegido rey Jeroboam, antiguo alto funcionario de Salomón. La cuestión que quería traer aquí a colación, y que recoge directamente el Primer libro de los Reyes, es el razonamiento que hace Jeroboam para dar una fundamentación religiosa a su territorio, que le permita consolidar su reinado. Las palabras exactas son las siguientes:



"En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros:
-Todavía puede volver el reino a la casa de David. Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de Judá; me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá.
Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro y dijo a la gente:
-¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Este es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto!
Luego colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. Esto incitó a pecar a Israel, porque la gente iba unos a Betel y otros a Dan" (I Reyes, 12, 26-32; 13, 33-34).
Es llamativo que un texto escrito hace más de tres mil años ilustre tan bien el uso fraudulento que se ha hecho de la Religión a lo largo de la Historia. Conscientes del hondo papel que la relación con Dios tiene para las personas, gobernantes de todos los países y de todas las épocas han intentado utilizar el nombre de Dios en beneficio personal, ya sea para levantar barreras entre los hombres, ya para solicitar su sumisión o sus recursos. Por eso, quien considera que la Religión ha causado enfrentamientos y sufrimientos, en realidad debería tener en cuenta que no es responsable la Religión propiamente dicha, sino su descarado abuso, su caricatura. Estoy convencido que no ha existido nunca propiamente un guerra religiosa, ni siquiera las que así se denominaron en Europa, entre católicos y protestantes en el s. XVII, ya que en realidad en ambos lados había ejércitos que profesaban ambas confesiones (los católicos franceses, por ejemplo, enfrentados a la monarquía católica de los Austrias). Las guerras las organizan quienes quieren enfrentar para engrandecerse a si mismos, y utilizan la religión como un argumento más, a veces como el argumento más relevante a falta de otros. Ahora bien, si Dios es padre de todos, ¿cómo puede querer que sus hijos peleen? ¿cómo podemos pensar que Dios necesita que le defendamos violentamente? ¿Quienes somos nosotros para imponer una supuesta "justicia divina" que el mismo Dios no quiere imponer? Como bien decía Juan Pablo II en 2002: "Pretender imponer a otros con la violencia lo que se considera como la verdad, significa violar la dignidad del ser humano y, en definitiva, ultrajar a Dios, del cual es imagen" (Mensaje para la jornada mundial de la paz, 2002, n 6).
Es conocido el adagio latino, la corrupción de lo mejor es lo peor, pues las cosas más nobles son las más despreciables cuando se usan torticeramente. Y da pena comprobar como, a lo largo de la Historia desde Jeroboam hasta nuestros días, con cuanta frecuencia se ha olvidado el segundo mandamientos del decálogo: "No tomarás el nombre de Dios en vano".